Jesús es puesto en el sepulcro
Aquí en Haití, nosotros sabemos bien qué significa eso de “poner a Jesús en el sepulcro”, porque vivimos, bastante a menudo, un encuentro cara a cara con la muerte.
Cuando se cierra la piedra que deja al Señor en la tumba, experimentamos que se acaba la vida, que la esperanza termina con Él. Y sí, nuestro día a día tiene mucho de fin, de sepulcro.
No sólo las múltiples vidas que se pierden a causa de la violencia que cada vez es más fuerte en nuestro país; ni tampoco aquellas que fallecen ante la falta de acceso a atención sanitaria básica; ni los niños que no llegan a pronunciar una palabra antes de que pierdan la vida la porque no hay nada que llevarse a la boca…
Nuestra esperanza también termina con las peleas políticas y las luchas de poder que nos dejan a nosotros de lado y en las que nuestra palabra, nuestro voto, no tiene valor.
Sentimos que la piedra se cierra cuando, mirando al cielo, no vemos señales de que la lluvia vaya a llegar; y mientras tanto, nuestros cultivos, que son el sustento y el trabajo de todo el año, van pochándose sin que podamos hacer nada.
Morimos cada vez que una niña deja la escuela para ponerse a trabajar; y estamos muertos en todas aquellas personas que nunca han tenido la oportunidad de ir al colegio, que no saben leer ni escribir.
Cada día experimentamos que muchas de nuestras esperanzas, de nuestros proyectos, son sepultados, como lo fue Jesús, detrás de esa piedra.