Junto a nuestras hermanas de Ranaghat, unidas en el dolor y el sufrimiento,
nos hacemos eco de la angustia y el dolor
de tantas personas víctimas de la violencia nunca justificada.
Nos sentimos un CUERPO en Jesús-María
y agradecemos tantas muestras de cariño y cercanía.
Seguimos pidiendo al Dios Bueno que convierta nuestros corazones.