Jesús muere en la Cruz
Al contemplar la muerte de Jesús, contemplamos al Dios encarnado en la realidad, quién continúa entregando su vida y muriendo.
La pobreza impide que los días de infancia de Mario, sean felices. No tiene a sus padres a su lado y a esa edad se hace cargo de sus dos hermanos. No estudia porque tiene que trabajar. Lustra calzados en la ciudad del El Alto. Sus jornadas están llenas de penurias, pasa frío y hambre.
Una de cada tres mujeres sufre violencia física o sexual. El 2020 se registraron 113 feminicidios, 57 son menores de 18 años. El confinamiento nos muestra la vulnerabilidad de las víctimas – al tener que quedarse en casa junto a sus agresores, aquel lugar que debería ser de protección, resultó ser el lugar donde recibieron todo tipo de violencia.
El sistema de salud es frágil y deficiente. La mortalidad infantil y materna es una de las más altas de la región. La pandemia nos revela un escenario desolador de hospitales en pésimas condiciones.
Como Claudina, en medio de tantos signos de muerte, estamos llamados a sembrar vida y esperanza.