14 de octubre de 2016

Hoy terminamos la Conferencia General, con gozo, gratitud y esperanza cruzamos la puerta, una puerta que nos conduce al interior de nuestros proyectos y deseos profundos, ahí donde habita el Espíritu invitándonos a confiar, a arriesgar y a amar con la misma pasión que los primeros seguidores de Jesús y nuestras primeras hermanas.

Sabemos que queda camino por recorrer, decisiones concretas que cada provincia debe hacer para dar vida al Plan Apostólico Global.

Juntas como religiosas de Jesús-María y con nuestros hermanos laicos y laicas de todo el mundo, vislumbramos con entusiasmo la alegría de la celebración del bicentenario, así que pronto nos veremos y diremos agradecidas/os:

SEAN POR SIEMPRE ALABADOS JESÚS Y MARÍA.

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