«Las personas consagradas son signo de Dios en los diversos ambientes de vida, son levadura para el crecimiento de una sociedad más justa y fraterna, son profecía del compartir con los pequeños y los pobres. La vida consagrada, así entendida y vivida, se presenta a nosotros como realmente es: un don de Dios, un don de Dios a la Iglesia, un don de Dios a su pueblo. Cada persona consagrada es un don para el pueblo de Dios en camino». Papa Francisco

Para leer:  ALEGRAOS Palabras del Magisterio del Papa Francisco. Carta circular a los consagrados y consagradas hacia el año dedicado a la Vida consagrada.

2015 Año de la Vida Consagrada: CALENDARIO

INICIO

29 de noviembre de 2014:

Vigilia de oración, Basílica Papal de Santa María la Mayor a las 19:00 h.

30 de noviembre de 2014, Ier. domingo de Adviento:

Celebración Eucarística, Basílica Papal de San Pedro a las 10:00 h.

CONCLUSIÓN

30 de enero de 2016:

Vigilia de acción de gracias, Basílica Papal de San Pedro.

2 de febrero de 2016:

Jornada mundial de la Vida Consagrada, Celebración Eucarística, Basílica Papal de San Pedro.

logo-anno-vita-consacrata_latinoPresentación del LOGO del Año de la Vida Consagrada

Vita consecrata in Ecclesia hodie. Evangelium, Prophetia, Spes.

Una paloma sostiene levemente sobre su ala un globo poliédrico, mientras se posa sobre el fluir de las aguas de las que se levantan tres estrellas, custodiadas por la otra ala.

El  Logo para el año de la vida consagrada, expresa por medio de símbolos los valores fundamentales de la vida consagrada.  En ella se reconoce la «obra incesante del Espíritu Santo, que a lo largo de los signos difunde las riquezas de la práctica de los consejos evangélicos a través de múltiples carismas, y que también por esta vía hace presente de modo perenne en la Iglesia y en el mundo, en el tiempo y en el espacio, el misterio de Cristo» (VC 5).

El signo gráfico que dibuja el perfil de la paloma corresponde en árabe a la palabra Paz: una llamada a la vocación de la vida consagrada para que sea ejemplo de reconciliación universal en Cristo.

Los símbolos en el Logo

La paloma sobre las aguas.

La paloma pertenece a la simbología clásica para indicar la acción del Espíritu Santo fuente de vida e inspirador de creatividad.  Es una referencia a los comienzos de la historia: en el principio, el Espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas (cfr. Gen 1,1). La paloma, que planea sobre un mar hinchado de vida sin expresar,  recuerda la fecundidad paciente y confiada, mientras que los signos que la rodean revelan la acción creadora y renovadora del Espíritu.  La paloma evoca además la consagración de la humanidad de Cristo en el bautismo.

Las aguas formadas por piezas de mosaico, indican la complejidad y la armonía de los elementos humanos y cósmicos, que el Espíritu hace “gemir” según los misteriosos designios de Dios (cfr. Rm 8,27), para que converjan en el encuentro acogedor y fecundo que lleva a una nueva creación, aunque estén amenazados por un mar de hostilidades – la paloma vuela sobre las aguas del diluvio (Gn 8, 8-14). Los consagrados y las consagradas en el signo del Evangelio – desde siempre peregrinos entre los pueblos también por las vías del mar – viven su variedad carismática y diaconal como “buenos administradores de la multiforme gracia de Dios” (1Pd 4,10); marcados por la Cruz de Cristo hasta el martirio, habitan la historia con la sabiduría del Evangelio, llevando la Iglesia a que abrace y sane todo lo humano en Cristo.

Las tres estrellas.

Recuerdan la identidad de la vida consagrada en el mundo: como confessio Trinitatis, signum fraternitatis e servitium caritatis. Expresan la circularidad y la relación del amor trinitario que la vida consagrada trata de vivir cada día en el mundo, en el signo de la fraternidad. Las estrellan indican también el triple  sello áureo con el que la iconografía bizantina honra a María, la toda Santa, primera Discípula de Cristo, modelo y patrona de toda vida consagrada.

El  globo poliédrico.

El pequeño  globo poliédrico significa el mundo con la variedad de pueblos y culturas, como afirma el Papa Francisco (cfr EG 236).  El soplo del Espíritu lo sostiene y lo conduce hacia el futuro. Invitación a los consagrados y a las consagradas a que sean “portadores del Espíritu (pneumatophóroi), hombres y mujeres auténticamente espirituales, capaces de fecundar secretamente la historia” (VC 6).

El Lema

Vita consecrata in Ecclesia hodie. Evangelium, Prophetia, Spes

El lema da un ulterior relieve a identidad y horizontes, experiencia e ideales, gracia y camino que la vida consagrada ha vivido y sigue viviendo en la Iglesia como pueblo de Dios, en el peregrinar de las gentes y de las culturas, hacia el futuro.

Evangelium: indica la norma fundamental de la vida consagrada que es la  «sequela Christital y como la propone el Evangelio” (PC 2a). Primero como  «memoria viviente del modo de actuar y de existir de Jesús” (VC 22), después  como sabiduría de vida en la luz de los múltiples consejos que el Maestro propone a los discípulos (cfr LG 42). El Evangelio da sabiduría orientadora y gozo (EG 1).

Profetia: indica el carácter profético de la vida consagrada que se configura   “como una forma de especial participación en la función profética de Cristo, comunicada por el Espíritu Santo a todo el Pueblo de Dios” (VC 84).  Es posible hablar de un auténtico ministerio profético, que nace de la Palabra y se alimenta de la Palabra de Dios, acogida y vivida en las diversas circunstancias de la vida. La función se explicita en la denuncia valiente, en el anuncio de nuevas “visitas” de Dios y “en el escudriñar nuevos caminos de actuación del Evangelio para la construcción del Reino de Dios” (ib.).

Spes: recuerda el cumplimiento último del misterio cristiano. Vivimos en tiempos de extendidas incertidumbres y de escasez de proyectos de amplio horizonte: la esperanza  muestra su fragilidad cultural y social, el horizonte es oscuro porque  “parece haberse perdido el rastro de Dios” (VC 85). La vida consagrada tiene una permanente proyección escatológica: testimonia en la historia que toda esperanza tendrá la acogida definitiva y convierte la espera “en misión para que el Reino se haga presente ya ahora” (VC 27). Signo de esperanza, la vida consagrada se hace cercanía y misericordia, parábola de futuro y libertad de toda idolatría.

“Animados por la caridad que el Espíritu Santo infunde en los corazones” (Rm 5,5) los consagrados y las consagradas abrazan pues el universo y se convierten en memoria del amor trinitario, mediadores de comunión y de unidad, centinelas orantes en la cresta de la historia, solidarios con la humanidad en sus afanes y en la búsqueda silenciosa del Espíritu.

El artista del Logo del Año de la Vida Consagrada

La creación del Logo para el Año de la Vida Consagrada se ha confiado  a la pintora  Carmela Boccasile del ‘Studio d’Arte Dellino’  que ha sido fundado en 1970 por  Lillo Dellino y Carmela Boccasile  (Bari –Roma, Italia).

Para estos artistas la visión pictórica es “icono” en el sentido formal y originario, es decir invitación, encuentro y diálogo. Todo signo artístico, así entendido, se vive como ventana sobre lo visible que intuye e introduce a lo invisible: icono como signo que trasciende el ídolo y se abre a lo divino. Un concepto cercano a la visión marcada por el arte sacro de los Padres de la Iglesia durante el II Concilio de Nicea (787).

Carmela Boccasile  pintora y experta iconóloga  es atenta intérprete de los lenguajes tradicionales en clave nueva y moderna.  Se distingue por el refinamiento del detalle y por lo que podría llamarse un escrúpulo cromático: escrúpulo que parece responder a la invitación del icono, y está hecho de escucha y atención, de búsqueda del sonido interior de los colores. Junto con la labor del Studio, Carmela Boccasile comparte ideas e itinerario cultural, diferenciándose y destacando su producción  por una particular vocación en la elaboración de iconos sacros inspirados en la tradición católica y griego-ortodoxa y con una particular dedicación a los iconos marianos y nicolasianos.  El rasgo pictórico de la Boccasile, que es una excelente retratista, se define como expresión de “materia neumática” y de “contrapunto tonal”.

Lillo Dellino, pintor, gráfico, fotógrafo, escenógrafo y proyectista (Bari, 1943 – París, 2013) – discípulo y colaborador de su Maestro Nicola La Fortezza, ganador de numerosos premios artísticos, director artístico de exposiciones y galerías de arte, colaborador de proyectos científicos con Silvio Ceccato, Pino Parini y Maurizio Calvesi – se casa con la Boccasile, convirtiéndose con su inteligente y pujante fuerza creadora, en compañero de vida y de arte en la común y continua búsqueda del Espíritu. Trabajan juntos por décadas como consultores del Centro Studi Internazionale della Pontificia Basilica di San Nicola di Bari, del Teatro Lirico Petruzzelli, de otras Instituciones de cultura musical y religiosa, invitados por la CEI para un proyecto piloto de nuevas iglesias italianas.  Se forma así un vínculo  artístico  de gran consistencia al que hoy se añade el hijo Dario que une a su experiencia de escritor y de estudioso de semiótica la experiencia visual y figurativa que sus padres le han transmitido.

Esta pareja de esposos y artistas, con su trabajo alimentado por una asombrosa  unidad de vida, ha contribuido a revisitar la pintura y la gráfica italiana contemporánea también en el signo de lo sagrado.

Fuente: www.vatican.va, CIVCSVA